De las cosas que veo y me llaman la atención. Este es un espacio para especular, para escribir, a veces para tratar de entender. O simplemente para hacer uso del derecho de observar.
martes, 22 de julio de 2014
23 segundos de postre.
Acostumbramos al mirar enfocar un objeto. Y eso nos convierte en perseguidores de objetivos. Las cosas continúan su existencia independientemente de nuestra consciencia de ellas, nos perdemos casi todo lo que pasa, esas escenas anónimas que carecen del desgastante guion con el que queremos contaminar todo. Un dictatorial inicio, nudo y final. Las cosas pasan porque si, y dejan de pasar porque si. Las historias que nos inventamos son un patético intento por dotar de orden el anárquico y eterno suceder y no suceder de las cosas.
jueves, 27 de marzo de 2014
LA MEMORIA INVERSA
La memoria es el único cable que te conecta a este mundo. Vives, amas y sientes con el único secreto objetivo de alimentar tus recuerdos.
A veces cuando alguien me reclama un recuerdo que se me escapa, un momento sublime, un lugar… me consuelo pensando que simplemente lo olvidé, cuando la verdad es que no está aquí, no se quedó, no lo viví, nunca ocurrió para mí.
Guardo con más fervor mis recuerdos que mi dinero. Trato de mantenerlos en mi mente de la manera más vívida posible, porque es la única manera de engañar al tiempo que se ha creído que las cosas sólo pasan una vez. Es la única manera de engañar a aquellos que creen haberse ido para siempre. La única manera de ir de nuevo y volver inmediatamente. Es más, no suelo tener fantasías, sino recuerdos sexuales.
Estando enterrado vivo en una celda de máxima seguridad de la prisión de Baltimore, Hannibal Lecter, rodeado de sádicos malolientes cerraba sus ojos y recorría, con impresionante precisión, caminos entre los bosques lituanos que lo vieron crecer, olía el aceite que sangraban los pinos y sus pies humedecían un poco el frío concreto de la celda cuando a propósito pisaba el arrollo en el que jugaba con Mischa.
Una de mis más lastimeras pérdidas es descubrir que me cuesta traer la textura de una piel y la imagen cenital de una mujer a la que el tiempo me quiere arrebatar sumando años y restando nitidez, develando mi truco y cobrándose lo suyo.
Memoria y muerte se entrecruzan en caminos inesperados, y después de un tiempo se vuelven amigas sigilosas que conspiran en mi contra.
jueves, 23 de enero de 2014
El último par de zapatos.
Entonces me sorprendo a mi mismo embelesado viendo a alguien saliendo de su casa, y a veces no puedo evitar pensar que podría morirse en un minuto. Y le va a llegar tan de repente, y su ultima cena habrá sido un desayuno de huevos y arepa recalentada.
En el colegio no había cancha de fútbol, por lo que salíamos a una cancha publica a seis cuadras del colegio. Una mañana llegando a la cancha vi un tumulto de gente, ya sabia de qué se trataba. Me acerqué como todos hasta el tumulto y me hice un espacio hasta ver un cuerpo al lado de una motico tirada en el suelo. Tenia una sábana encima pero se alcanzaban a ver unas piernas delgadas y muy jóvenes, como de una jovencita. No pude evitar pensar en que hacia unos minutos esa niña ni se lo imaginaba, pero ahora está en el otro mundo. Uno no sabe si la muerte le va a llegar de repente, cualquier momento. Puede pasar. Y nada. Pasa. Nada que hacer. El cuento es cuando la muerte no te visita sin aviso, sino que se hace esperar, cuando empiezas a ver que la vida se te va desvaneciendo y ese momento que te enseñaron a temer comienza a ser un secreto y mal visto deseo. Es entonces cuando pienso que en un caso y en el otro, en el de la niña bajo la sábana y en el de el anciano que ora por su alma, hay una cierta injusticia. Ninguno decidió cuándo quería morir. No escoges el día, ni el lugar ni la familia en la que naces. Es imposible. Pero ese azar parece extenderse también al cómo y al cuándo morir. La muerte parece ser una inevitable tragedia que no sabemos cuándo llegará, y no se nos ocurre que pueda ser una alegre y agradecida despedida de este mundo. Bien lo decía Magorian: "Me voy porque se me terminó mi ultimo par de zapatos".
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