El acto mismo de seleccionar es una forma de narración. Escoger habla de uno, como leer un libro subrayado por otra persona puede hablarte de quién es y de cómo piensa.
Mientras más grande sea el universo de opciones disponibles, más habla sobre uno aquello que uno escogió.
Así, muchas veces una imagen no tiene más que hacer que estar ahí. Sin palabras. Sin comentarios. Una imagen ajena que se vuelve propia en un sentido muy particular, muy íntimo. Y que se vuelve un compartir íntimo y particular porque está en tu espacio. Y eso ya dice bastante.
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